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26/7/22



RAÍS SENSITIVA


Te estaba explicando el tema tres de la unidad uno y trataba de dibujar una médula espinal con su sustancia blanca y su sustancia gris, sus astas anteriores y posteriores… Vos te acercaste, observaste atentamente con gesto de aburrimiento, entre curiosa y crítica, lo que había dibujado. Todavía mirando la hoja asentiste con la cabeza y girando mínimamente el cuello, me miraste, seria pero tentada, y dijiste que mejor, el dibujo, te lo dejara a vos. Me quitaste la lapicera y te sentaste en la silla haciéndote lugar a fuerza de cadera, pero la silla no era tan grande y tu nalga izquierda quedó apoyada sobre mi pierna derecha, mi mano derecha abrazada a tu cintura, mi mano izquierda sobre el escritorio muy cerca de tu mano izquierda que se apoyaba, también sobre el escritorio, y dejaba que tu mano derecha trazara contornos en una danza secreta que yo conocía muy bien, porque otras veces la había visto bailar con igual presteza sobre mi piel.
Entonces, ¿eso era lo que hacían tus manos esas tardes de verano? 
Aunque sé muy bien que ese examen fue en el mes de agosto, y que empecé a ayudarte a estudiar uno o dos meses antes, cuando recuerdo ese tiempo siempre es verano. Y es fácil comprender porque, luego de que todos nuestros roces involuntarios no encontraran otro desenlace posible, vos estás desnuda sobre el escritorio, tus manos bailando y enredando mi pelo, tus manos trazando los contornos de mi nuca y de mis hombros, mientras un gato con nombre de escritor se acerca y camina, con la delicadeza que solo un gato puede tener, sobre tu desnudez. Se detiene sobre tu ombligo y comienza a ronronear; y desde allí, me mira como si lo entendiera todo. Yo lo miro sin entender nada. Me incomoda su presencia, pero no tanto como para dejar de hacer lo que estoy haciendo y apartarlo. A vos no te importa, estás en otro lugar, y aunque al principio pensaba que era yo quien te llevaba, sos vos la que se va, sola. Sé que buscaste todas las maneras posibles de llevarme, pero nunca supiste cómo.
Después vendrían el cigarrillo, la cerveza, las papas fritas, y ¿qué te vas a poner?, hay que ensayar do re mi, hay que seguir estudiando; “La información sensitiva se integra a todos los niveles del sistema nervioso y genera las respuestas motoras adecuadas que comienzan en la médula espinal con los reflejos musculares relativamente sencillos”...
Y llorar de amor. Llorar los días antes de que todo pasara, aguantar y quedarte aquí, en silencio, conmigo, para que no sea tan precipitado.
¿Cómo voy a saber si sé hacer el amor?, me preguntaste una tarde. Lo importante es que seas generosa, con vos sobre todo, conmigo también. Yo lo seré. Después, vamos a hacer muchas cosas más, y sobre todo vamos a ser felices.
Vos estabas aprendiendo sobre el amor y la felicidad, y todo al principio parece más complicado de lo que en realidad es, y aunque sin  duda tocamos el cielo, nos faltó lo de hacer muchas cosas más.
Descubriré la manera de llevarte conmigo, me dijiste, al regresar, una noche en la que estabas particularmente esperanzada. Pero a veces no hay ninguna manera, o las que hay duelen más todavía.
Empezamos a tomar distancia, poco a poco, como vos querías. Se acabó el verano. Llegaría el otoño, el invierno. Y la primavera que vuelve a florecer otros jardines.
Un martes de hojas secas me contaste que habías aprobado, me preguntaste como estaba, me dijiste gracias, por todo. Un jueves de mucho frío, te conté que me iba, te pregunté cómo estabas, te dije gracias a vos, por todo.
Ahora sabemos que quemamos toda la madera. Buena madera. Y aunque a veces te extraño y quisiera contarte algo y preguntarte cómo estás, sé que estás en ese otro lugar que es solo tuyo, y me hace bien pensarte allí.
“Las señales sensitivas penetran en ella casi exclusivamente por las raíces sensiti­vas (posteriores). Después de entrar, cada una viaja hacia dos destinos diferentes”.




23/1/22

 


El cuerpo, el deseo, la propiedad privada. Compartir.
Amar, cuidar. Soltar, buscar la felicidad del otro.
Permitirse el consuelo, consolar. Ser libre, saber que no se puede.
Reconocer los limites, explorarlos, traspasarlos, agotar las posibilidades. Volver.
No comprender, no buscar explicaciones, no juzgar. Tener fe.
Saber elegir, saber renunciar, arrepentirse de ambas cosas. Quedarse quietos, estar seguros de algo.
Entrar en la soledad a oscuras, buscar la luz, salir como se pueda. Dejar la puerta entreabierta.
Saber caer, de pie, de culo. Saber levantarse. Aprender de ambas cosas. No repetir-se.
Aceptar las interferencias, sentir la falta, llorarla. Perdonarnos, perdonar.
Estar a la altura. Estar preparados, listos, ya!


Foto: Gabriel Rigon

10/2/17




En esa época vos te levantabas tempranísimo y te metías en la ducha medio dormida para salir medio despierta, entonces yo abría un ojo para ver si podía mirarte desnuda y los dos si era que sí. Vivíamos en una casa chiquita y linda en la que entraba mucha luz por todas las ventanas (dos ventanas), y vos tan blanca buscabas por todas partes ingredientes para inventar una ensalada de desayuno, siempre para dos. Después hacíamos dibujitos de animales que nos salían horribles, pero con unas sonrisas grandes y bien pintadas de color rojo: hipopótamos y elefantes y conejos con las orejas larguísimas. Música también hacíamos mientras derretíamos azúcar de color azul en una olla, y rosa en otra. Vos cantabas lindo y yo tocaba un poco la guitarra. Y el amor. Mucho amor, hasta que llegaba la hora en que los niños salen de clases y había que subirse en la bicicleta para ir a vender algodón de azúcar en la plaza, frente a la escuela.


Foto: https://www.instagram.com/p/BB4PhGRIeGD/

26/5/16



La noche envuelve la belleza, la confunde, sirve la mesa de los placeres, pecados bañados de oscuridad, faros imposibles, estrellas lejanas. La noche se nos escapa de las manos, pero no como la arena, sino como la arena del mar oscuro, como el despertar en invierno de una siesta demasiado larga, como los párpados que cayendo invitan al placer... Dios líbrame de la oscuridad, llévame a la oscuridad. Pero entonces que hacer con todo lo demás que es no es belleza, que hacer con la luz del sol que derrite el rímel en las pestañas de la mujer equivocada. 


Foto: Lucien Clergue

27/2/16



Yo estuve ahí cuando todo se rompió. No tuve nada que ver. Pero claro, nadie me cree. Cuando de una u otra manera se participa en lo que pasa, es difícil explicar que, justamente cuando pasa lo peor, uno no tiene nada que ver. Pero estuve ahí, es verdad. Y algo debió significar mi presencia a esa hora en ese lugar. Quizás lo mismo que la mano que empuja, sin querer, la primera ficha de una hilera de dominó infinita que en su camino borra todos los futuros posibles. Ahora todo esto va a dar para largo, lo sé. Y con suerte, el perdón.


Foto: Katarina Sokolova

25/2/16



Y no te olvides nunca
de que un espejo
devuelve lo que quiere
                                   donde el lunes 
es la tristeza matinal
de un niño en el colegio  
                                   y el martes
la espalda de la mujer
que no supimos amar.

Pero siempre

La sucesión de los días


Foto: Christophe Huet

1/2/16



Una noche dijiste
me quedo con vos/
Estrellita fugaz
lo iluminaste todo
/
y puertas que se abrían
con aroma a café 
y a chocolate


Después crecimos
y no bastaron las mariposas
ni de la panza ni de las cajas

                                              /hay quien dice
que fue como tenía que ser
abracadabra y primavera
el principio de otro viaje…


pero yo 
             yo digo otra cosa
otro amanecer

porque es mucho mejor
si te pienso feliz 
con un niño en los brazos 


quizás hayas vuelto
                               o mejor dicho
por fin te vi
porque nunca te fuiste


y siempre tenías las palabras/


Foto: Caras Ionut

5/11/15



nunca supe
si lloraste aquella tarde/
sentada en la arena
mirabas el cielo/
luego cerraste los ojos
entregada a la inmensidad:
todo se va desdibujando
y es la realidad
de trenes y horarios
de legalidades y prisas
lo que nos queda

pero también el viento
jugando al olvido en tu pelo

llovía sobre el mar
sobre tus párpados/
podría haber sido un final/
pero era solo agua dulce
cayendo sobre agua salada
mientras te mordías los labios
y faltaban colores/

quizás un refugio en la memoria

era tu obligación
eso pensabas
hacer mucha más poesía
y casi ninguna cuenta


Foto: Mona Kuhn

1/11/15




Abrirse el pecho. Arrancarse el corazón. Dejarlo sobre la mesa. Cerrar los ojos. Pensar en ella. Sentir... Aún duele? Entonces, es en el alma. 


Foto: Caras Ionut

28/10/15



Un refugio incierto… pero que haya tormenta… y ausencia…. todo lo que perdimos y la melancolía. 
El repentino olvido de las reglas y la posibilidad de que el mundo sea otra cosa. 
Un fantasma que nos ame sin pedir nada a cambio, ni siquiera el temor, o el reconocimiento. 
Y cerrar los ojos… quizás al abrirlos ya no exista nada, o quizás, con algo más de suerte, todo haya cambiado. 
Y volver a sentir que respirar es un milagro.


Foto: Quint Buchholz

11/12/14


Había ido a buscarte. Hacía tiempo ya que mi interés por el Psicoanálisis era mínimo. Estabas sentada a la izquierda del señor pelado con lentes y saco a cuadros que explicaba (eso parecía) la relación entre el nudo borromeo y el deseo. Era evidente que no prestabas atención. No sé en qué estarías pensando, pero no estabas loca, al menos no para mí. Quizás nadie estaba loco en aquella sala con personas de egos inflados, pero si de pronto hubiera que señalar a alguien, sin dudas el elegido sería yo. Después de todo, tengo que reconocer, que sigo creyendo que los sueños son lo más importante.

El señor pelado dejó de hablar y se oyeron aplausos. Yo también aplaudí. Te tocaba hablar a vos. Estabas hermosa con el pelo recogido de aquella manera tan seria. También hablaste del nudo borromeo, y todos te prestaban mucha atención. Un rayo de sol que de pronto entró por la ventana, dio en mi brazo derecho y reclamó mi total atención. Observé las flores que estaban del otro lado (¿afuera?) mientras tu voz de niña pronunciaba las palabras científico y metodología varias veces. Era seguro que en los tallos de las flores había bichitos que caminaban y chocaban sus antenitas para decirse cuanto se amaban y cuan atravesados estaban por el lenguaje. Yo jamás pude decírtelo. Creo que nunca supiste que estuve aquella tarde en aquel simposio.

Foto: Mona Kuhn

22/3/14


no fue la lluvia
ni el desasosiego

panacea del mandato
yo me reía de todo
y vos te preguntabas
qué era la tristeza

otras noches
una dulce tranquilidad
invadía desde la inocencia
la primera letra de una palabra
y no eran los deditos del tiempo
absurdo método de olvido
los que iban dibujando
tu ausencia en mi espalda

paraíso del lugar común
no hace falta nada más
decíamos

                                y de eso también

                                                                a muerte

yo me reía.


Foto: Caras Ionut

24/12/13



En la noche quieta
Se ha encendido el fuego
Algo aúlla en la niebla
Un fantasma
Un recuerdo

El rostro de la mujer amada
Atraviesa el olvido
Su calor nos acaricia
Se vuelve espejo de nuestro anhelo:
Un enmarañado pelo
Resulta ser la noche entera
Jugando con el viento
Que lo confunde…
Debajo, la plana frente
La triste profundidad de los ojos
Sus mismas lágrimas
La fiel nariz
El inequívoco lunar
Los labios ebrios de incumplidas promesas
La carne irrepetible que tanto nos deleitó

Algo más flota y arde:
Una remota fragancia
El café en la despedida
El otoño y su rubor
El color de la piel al amanecer
La dulce voz que nos llama
Hacia un camino de ida
La memoria de unas piernas blancas
Longitudes enormes que danzaron
Bellezas incomprensibles
Rituales de desnudez
A la hora del amor
La dulzura del tacto
El sabio recorrido de las manos
Contornos y curvas
La luz y un tesoro

En la noche quieta
El fuego mengua
Se distingue en el aullido
Uno
Dos
Cien nombres
Que olvidamos
Que no llegamos a conocer

 El tiempo no perdona
Otra herida se cierra
La sangre está limpia
La soledad intacta
Pero en la cicatriz
Se intuye lo infinito
Y el dolor innombrable
De nuestra finitud.


Foto. Martin Stranka

19/10/13



Sabrás que soy yo
No hará falta que me veas
Extenderás las manos
Despojada de todo
La noche te abrirá de par en par
Guardaras las palabras para Babel
Las alas para Ícaro
Lloraras sin velas
Todo el viento del mundo
Me sentirás dentro
Serás raíz, río y cielo
Perderás por fin la razón

Foto: Akif Hakan

17/7/13



dame
una palabra
o en el espejo
el velo del amor
el perfil de una noche
en la tristeza
el lado dócil 
de la oscuridad
para entrar
no basta con abrir
el último temblor
vértigo de posibilidades
el final es siempre
un pétalo olvidado
una marca de mí
en la arena
tratando de hacer
que cuente

Foto: Jarek Holden

22/4/13



Siempre supiste como encontrarme para enseñarme a volar y que no fuera una pérdida de tiempo mi intento de seducirte. Yo en cambio, nunca supe cómo hacer para dilatar nuestras despedidas después del amor con tu belleza que transforman el resto de mis horas en la triste prueba de tu ausencia. Una tarde, una noche, no lo recuerdo ya, me soltaste la mano y comenzó mi aterrizaje de emergencia: sobreviví, pero perdí las alas. A veces, cuando aquí abajo no hace frío, un inútil rayo de luz me aclara el sinsentido de seguir llevando en mi cuello la bufanda que me regalaste en las alturas. 


Foto: Martin Stranka

18/3/13



Y ahora que ya es demasiado tarde me doy cuenta, y me resulta tan extraño, como te molestaba que en mi vida no hubiera más proyectos que tu mano tomando la mía. Tanto cielo atravesado no alcanzó para jugar más tiempo con vos en tu casa de muñecas, porque el juego consistía en disimular una vida perfecta en la que siempre sonreíamos y yo nunca fui bueno para eso. Quizás ese seis de enero debí dejar mis zapatillas en la ventana, quizás debí poner agua y pasto para los camellos, quizás debí atreverme a pedirle a los Reyes Magos un autito blanco de juguete. Pero yo siempre me olvidaba cosas en el ómnibus, y rápidamente aprendí que me dolía más perder un lápiz de color rojo o verde, y que era una mala noticia que los lápices hicieran ruido dentro de su caja, y que cuando pasaba eso mi único objetivo era encontrar el color que faltaba y después ordenar mi cuarto y mi mundo para pintar en las paredes hasta que por fin aprendiera a dibujar todo lo que es importante en esta vida en la que a veces hace frío y llueve y entonces nos tapamos hasta las orejas. Y vos que ni te imaginas todo el ruido que hace mi caja de lápices desde que le falta tu color, quizás seguís escribiendo tu nombre en los márgenes de la página de otra historia.
 Foto: Burt Glinn.

19/2/13



Pero nadie tuvo en cuenta ni le importó nuestra febril ignorancia y no nos perdonaron. Ellos no nos perdonaron a nosotros y vos no me perdonaste a mí, quizás porque a tu edad de Princesa todavía no sabías lo que era perdonar, ni tenías ganas de aprender. O quizás, si es que lo sabías, no quisiste recordar cómo era, o se te traspapelaron las intenciones en el temporal de tus lagrimas que yo no supe entender ni valorar cuando me iba, cuando volvía pero tarde, cuando me quedaba para siempre en otra parte a tu lado, sin otro propósito más en la vida que el de amarte.
 
Foto: Simona Madalina.

18/2/13

 
Fue el hombre
Lo sé
(es agudo su ingenio)
Pero no alcanzan las ochavas
Pera disimular sus esquinas
El filo del amor
 
Al fin y al cabo
La felicidad
Está siempre
Llena de ausencias
De manos que se sueltan
De esquinas que se doblan
 
Y no es el mundo
Lo sé
(es simple su naturaleza)
El que inventó las distancias
Que disimulan los caminos
Los puentes del amor

Foto: Akif Hakan

17/1/13





–Y vos?
–Yo qué?
–Vos dónde estás?
–Ahí. Por qué? No me ves?
–No. Dónde?
–Del otro lado. Apretando el botón

21/11/12



Le gustaba sentarse en el escalón de la puerta de su casa a ver llover. Se quedada sentado ahí hasta que dejaba de caer agua del cielo.
Con 8, o quizás 9 años, tenía ya la absoluta certeza de que nada era para siempre. Era muy probable que a esa certeza se debiera su afición por los rompecabezas enormes que nunca terminaba de armar porque ya sabía que no iba a soportar la angustia de poner su última pieza de cielo o de montaña o de rostro de mujer, y dejaba que sus tíos y por ahí también su papá, pero nunca su mamá, pensaran que era un niño disperso o rebelde o un simple vago que nunca terminaba lo que empezada, porque prefería ese pensamiento al otro, a la verdad de que era un niño triste con una tremenda conciencia de finitud, con una convicción de párroco de montaña de que nada era para siempre y de que la muerte andaba todo el tiempo con una cáscara de banana en la mano vigilando el andar y las rutinas de las personas, tentada de ponerla en el camino que sabe que tomarán porque a lo mejor algún distraído la pisa y ella se divierte viendo lo que pasa.
Aprendió a resolver  y a amar los acertijos en casa de su abuela, leyéndolos en esos libros enormes que ya no se consiguen por ningún lado y que tenían un nombre tan maravilloso; El Tesoro de la Juventud, que estaban ahí, en la ventana biblioteca de esa casa chorizo y extraña, llena de laberintos sin dragones, y escondites donde se podía jugar a todos los juegos del mundo. Qué nombre esplendido el de esos libros para un niño que veía los crucigramas como cosa de viejos y que por eso no les tenía paciencia, y por eso luego prefirió jugar con ese cubo ridículamente complicado al principio, y que luego, cuando ya se entendían sus movimientos y su gracia, se volvía tan dócil y fácil que se perdía en los rincones del olvido o lo masticaba Laureano.
Ahora ya no era un niño, pero todavía gustaba de ver llover y esperar que pare, sentado en el escalón de la puerta de su casa. Ahora  pensaba en el cubo. Y por esos misteriosos senderos que tiene el pensamiento, de pensar en el cubo pasó a pensar en el ajedrez, en que nunca supo jugar muy bien. Y siguiendo hacia lo profundo por esos senderos pensó en  Susana, en que a ella sí le gustaban los crucigramas y en que aunque tampoco sabía jugar muy bien al ajedrez,  nunca terminó de entender sus movimientos de seis caras de colores que dependían del clima o de la hora, y en que era por eso quizás que nunca supo si su jaque fue mate, porque abandonó el partido cuando lo vio venir, y se fue siguiendo el vuelo de cualquier cosa que a lo mejor era una mariposa o a lo mejor un papel,  y ella le dijo que era disperso, rebelde y un vago que nunca terminaba lo que empezaba, y se fue muy peinada dejando un Rey descubierto y un cubo todo desordenado.
Y aunque se hacía tarde y no paraba de llover, la costumbre le ganaba a las ganas de todo lo demás, y él seguía viendo y esperando y pensando en lo aliviado que se sintió aquella tarde en que Susana casi se daba cuenta de que era un niño triste, pero al final no, y  en qué cara tendría ella ahora  bajo la lluvia, si es que estaba bajo la lluvia, aunque era difícil porque siempre fue muy coqueta y el agua la despeinaba tanto.


7/11/12



Cómo desandar un camino sin que se pierda lo andado, sin que cambie la dirección de las pisadas que lo conformaron. Cómo desdibujar las líneas de un rostro, el trazo de una palabra que nombra el pasado pero que persiste intacta en el presente, una palabra que se mira y se reconoce en el presente simplemente porque estamos ahí.
Cómo evitar cerrar los ojos y perderse en el camino, en el rostro, en la palabra, respirar olvidándonos del  tiempo sintiendo como el aire va llenando nuestros pulmones, como el corazón se agita de melancolía para luego volver al trazo como si quisiéramos tomar con la punta de los dedos su final y despegarlo con cuidado, ir deshaciéndolo sin que se rompa ni pierda el sentido, sin que manche nada, empeñados en dejar la hoja nuevamente en blanco para que vuelva a ser desafío e invitación, y colmarla sea una fiesta llena de futuro y felicidad.
Cómo olvidar todo lo que sabemos del tiempo y del espacio, cómo intuir aunque sea mínimamente todo lo que ignoramos de las demás dimensiones, cómo transgredir las direcciones impuestas por vaya a saber que Dios aburrido e inventarnos otra forma de compartir el pasado que no sea la memoria; ese lugar desconocido que a veces se pierde y a veces vuelve como un viento repentino que no sale de ningún lugar a soplar las velas de nuestro desconcierto.
Es inútil, todo intento de pausa es inútil.
Esta tarde de lluvia es tu rostro el que vuelve, es tu nombre la palabra, y es tu cuerpo desnudo el camino, el viaje hacia el pasado, hacia tu cintura ceñida en mis manos que resbalan y te dan forma mientras voy conquistando tus humores y tu continente. Y vos, una Diosa delirada que rebota en mí, perdida, entregada, fugada de todo, una niña ciega que toma la mano de quien cree la conducirá a su destino verdadero, un fosforito que ya no puede dejar de encenderse.
Que grandiosa y apasionadamente confundidos estábamos cada tarde en tu cama de hada madrina. Que ingenuos, estúpidos y felices fuimos al creer por un segundo que nosotros podríamos ser la eternidad del sentimiento y que bastaba con nuestra fe. Pero todo lo que no tiene sentido y se hace porque sí, se celebra con pan y vino, tiene el sabor salado de la transpiración que recorre la piel de quien carga la cruz, tiene el dolor soberano de la corona de espinas, y la oscura muerte a la hora precisa en el lugar de la calavera. Y tiene la eternidad prometida de consuelo, y la esperanza de salvación de los hermanos de recompensa.
Sobre todo si nos perdonan, porque no sabíamos lo que hacíamos.

Foto: Akif Hakan

13/9/12



“Rosa, oh contradicción pura en el deleite
de ser el sueño de nadie bajo tantos
párpados”.

R.M. Rilke


Que nadie se desvele ni se asombre
Quiten ese grito del cielo
No se trata de locura ni lucidez
No es hazaña intentar ser libre
Ni holgazanería soñar a tiempo completo
No es comodidad buscar mecenas
Ni romanticismo dar la vida por amor
No me juzguen
No me valoren
No me adjetiven
Mi rebeldía es mía y a nadie arrastra
Soy dueño de mis cimas y de mis pozos
De lo que pierdo y del espacio que dejan
Llévense sus ojos
Pósenlo sobre los objetos que aman
No tengo más presentes que las palabras
No arruinen sus fiestas invitándome
Quizás vaya y baile como idiota
Quizás prenda la luz y los señale
Quizás les diga que bailan como idiotas también
Y se ofenda el novio de la mujer que no ama
Porque me voy y ella quisiera acompañarme
Tampoco es para tanto les diré
Sobre todo voy siendo lo que sea que soy
Si quieren les presto un espejo y se dan cuenta
Que es más fácil cuando no se está tan atado
Y no se tiene nada que perder.


Foto: Martin Stranka© – It was my sunset

26/8/12



De este lado sopla un vientito con olor a mar. El azahar me lo imagino, pero no es igual. Salí al balcón (tengo balcón) para ver si te llega un poco de mi olor que tanto decís extrañar, o quizás, con algo más de suerte, te llego todo yo, por qué no, volando hasta tu ventana  marrón. Hay pocos sonidos en mi madrugada (algunas voces lejanas que hablan en cualquier idioma, el ruido de las hojas de los árboles moviéndose, un auto que dobla en la esquina, tu nombre al borde de mis labios) y se puede pensar.  Pero pensar a veces no sirve de nada porque el entendimiento está ahí nomás, tan cerca, que mejor cerrar los ojos y dibujar en el aire con las manos tu cintura, así, vos sabes (y entendes) cómo.
Sé que tu jarana apenas comienza mientras yo me voy muriendo del sueño y el vientito se transforma en viento, y seguro que llueve. Va a llover sobre el mar y yo voy a intentar refugiarme en un libro que vos no me regalaste. La empresa va a resultar inútil porque a la segunda línea voy a quedarme dormido. Igual, de alguna forma, mi quedarme dormido va a ser con vos. Siempre con vos. Y no me pienso levantar temprano, aunque te escuche levantarte.
Esperame y hacemos picnic en la cama, va a decir la nota que voy a encontrar sobre mi pantalón, firmada con el rouge de de tus labios lejanos.

Foto: Gabriel Rigon

18/8/12




Y los trenes nos subían y nos llevaban y nos bajaban, y caminábamos de una punta a otra de las ciudades tan tomados de las manos. Y las cervezas nos refrescaban cuando los bares nos sentaban en sus sillas para que nuestros cuerpos nos descansen. Y nos reíamos tanto de nosotros mismos que contagiábamos a todos, y todos se reían de ellos mismos y de nosotros  y de todos, y quizás eso era la felicidad o el comunismo…  eso pensaba yo.
Y me quedaba solo en la noche, y me daba cuenta de que lo único verdaderamente mío era la luz que se prendía y la ventana que se abría para que volaran las llaves del cielo, y tus labios finos en mis labios gruesos, y tanta desnudez que multiplicaban los días por dos y por tres y por cuatro, y nunca un te amo para que yo adivinara que me ibas a querer para siempre.  Y las canciones que dibujaron el camino que transitamos hasta ese final que ya sabíamos de antemano inalterable, un final de puertas abiertas y de dibujitos de aviones  en las servilletas a la hora del desayuno… y vos.
Y vos.

22/5/12



Si pudiera escribir un poema
Que fuera bello
Verdadero y bello
Quiero decir
Un poema que te deje temblando
Que te deje pasmada
Turula en medio de la vida
Desnuda y sangrando
Si quisiera escribir
Esa clase de poema
Tendría que escribir
Sin dudas
Tu nombre
Y cerca de el
La palabra amor
Y claro que constancia
Y lealtad
Y como es obvio
No tendría punto final

como es obvio
Dije/...

20/5/12


"En el altillo de un gran monasterio, había un viejo monje discreto, modesto, sin rango, oscuro entre los oscuros, un poco extraño. Sus colegas lo consideraban un ignorante, copia de un iluminado, en el sentido común de la palabra y no en el budista, ingenuo. Hay que decir que a pesar de todos los años pasados a la sombra de los muros del monasterio, no brillaba por su erudición. El veterano se enfadaba por la lectura de los textos sagrados y en verano, pasaba la mayor parte de su tiempo a la orilla de un estanque resplandeciente de lotos, arrullado por el murmullo del viento, la entonación de los insectos y el canto de los pájaros. Meditaba distraído sentado en una roca, bajo la monumental sombrilla de un viejo árbol.
Una hermosa tarde inundada de sol, un grupo de jóvenes monjes fueron a recorrer el estanque. Fue entonces que pudieron observar, con asombro, la manera tan confusa que el anciano tenía de meditar. No pasaban cinco minutos sin que se inclinara para perturbar el espejo líquido con una ramita. A veces, se levantaba para caminar, con una rama en la mano, con la que sacaba una hoja de árbol del agua. Su curiosa estrategia hizo reír a sus hermanos más jóvenes, quienes se encargarían de darle una lección sobre la meditación.
-¿No sería mejor concentrarse con los ojos cerrados para no distraerse con el espectáculo del mundo? ¿Cómo podríamos esperar un alto logro espiritual si se mueve sin cesar? No puede estabilizar su espíritu ni dejar que el prana circule armoniosamente por los finos canales.
-Es cierto, tome como ejemplo a Buda, que obtuvo el despertar supremo permaneciendo inmóvil bajo el árbol de la iluminación.
El viejo monje se inclinó para darles las gracias por sus consejos, y enseñándoles un insecto que había pescado con la ramita, les dijo, con una sonrisa encantadora en sus labios:
-Ustedes están probablemente en lo cierto, mis jóvenes hermanos. Pero, ¿cómo puedo meditar serenamente si a mi alrededor hay seres vivos que están por ahogarse?
El grupo de jóvenes quedó estupefacto. Hubo un largo silencio, luego uno de ellos, con experiencia en justas metafísicas y desesperado por salvar las apariencias, respondió:
-Debería retirarse a una cueva para consagrarse a su propia salvación. No se preocupe demasiado por el destino de los demás. Déjelo al orden natural del mundo. Todo el mundo obtiene el resultado de sus actos anteriores. Es la ley del karma.
Y con estas palabras sentenciosas, los que dieron la lección se alejaron envueltos en sus hábitos monásticos. Llegaron a un puente que cruzaba el estanque. Fue entonces que en medio del travesaño, uno de ellos resbaló sobre una tabla cubierta de musgo y cayó al agua. El infeliz, no era otro que el orador kármico, chapoteaba entre los nenúfares, visiblemente a punto de ahogarse. El estanque era profundo en ese lugar. Fue el pánico general, ninguno de los monjes sabía nadar.
El viejo extravagante, con su infatigable sonrisa en los labios, se levantó tomó una rama y como no era lo suficientemente larga, comenzó a caminar sobre el agua. Bajo la mirada atónita de los jóvenes monjes, enlazó al candidato a ahogarse, tiró de él hacia la orilla sin mojar su faldón remendado. La milagrosa historia recorrió todo el monasterio. De ahora en adelante, consideraban al viejo un santo, un Bodhisattva oculto, un Buda viviente. Él se sintió incomodo, no podía soportar ser objeto de devoción. Se fue a otra provincia donde se escondió en el altillo de un gran monasterio".

Cuentos de los sabios del Tíbet Seuil Pascal Fauliot

17/4/12


Me regalaste la ausencia
más dulce del mundo
la sombra eterna de tu piel
y la luz que todavía ilumina mi oscuridad.

Me regalaste un continente
lleno de certezas y de dudas
un desamor que lloro cada noche
y la esperanza que me mantiene en pie cada día.

Me regalaste tu mano que me soltó
porque eso también es el amor
y esta forma inmensa de extrañarte
tan parecida a la felicidad.

24/3/12


Escribir es recordar.
Nombrar es tener…

(Ahora te nombro
pero no te escribo
por miedo a que te leas
y sepas que no te olvido…
)

no
te

olvido

no
te

pierdo

Sos mia?