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11/12/14


Había ido a buscarte. Hacía tiempo ya que mi interés por el Psicoanálisis era mínimo. Estabas sentada a la izquierda del señor pelado con lentes y saco a cuadros que explicaba (eso parecía) la relación entre el nudo borromeo y el deseo. Era evidente que no prestabas atención. No sé en qué estarías pensando, pero no estabas loca, al menos no para mí. Quizás nadie estaba loco en aquella sala con personas de egos inflados, pero si de pronto hubiera que señalar a alguien, sin dudas el elegido sería yo. Después de todo, tengo que reconocer, que sigo creyendo que los sueños son lo más importante.

El señor pelado dejó de hablar y se oyeron aplausos. Yo también aplaudí. Te tocaba hablar a vos. Estabas hermosa con el pelo recogido de aquella manera tan seria. También hablaste del nudo borromeo, y todos te prestaban mucha atención. Un rayo de sol que de pronto entró por la ventana, dio en mi brazo derecho y reclamó mi total atención. Observé las flores que estaban del otro lado (¿afuera?) mientras tu voz de niña pronunciaba las palabras científico y metodología varias veces. Era seguro que en los tallos de las flores había bichitos que caminaban y chocaban sus antenitas para decirse cuanto se amaban y cuan atravesados estaban por el lenguaje. Yo jamás pude decírtelo. Creo que nunca supiste que estuve aquella tarde en aquel simposio.

Foto: Mona Kuhn

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