Un refugio incierto… pero que haya tormenta… y ausencia…. todo lo que perdimos y la melancolía.
El repentino olvido de las reglas y la posibilidad de que el mundo sea otra cosa.
Un fantasma que nos ame sin pedir nada a cambio, ni siquiera el temor, o el reconocimiento.
Y cerrar los ojos… quizás al abrirlos ya no exista nada, o quizás, con algo más de suerte, todo haya cambiado.
Y volver a sentir que respirar es un milagro.Foto: Quint Buchholz
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