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27/2/16



Yo estuve ahí cuando todo se rompió. No tuve nada que ver. Pero claro, nadie me cree. Cuando de una u otra manera se participa en lo que pasa, es difícil explicar que, justamente cuando pasa lo peor, uno no tiene nada que ver. Pero estuve ahí, es verdad. Y algo debió significar mi presencia a esa hora en ese lugar. Quizás lo mismo que la mano que empuja, sin querer, la primera ficha de una hilera de dominó infinita que en su camino borra todos los futuros posibles. Ahora todo esto va a dar para largo, lo sé. Y con suerte, el perdón.


Foto: Katarina Sokolova

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