
Los fantasmas son así. Dicen que son así. Dicen que están siempre al acecho. Yo creo que es verdad. O por lo menos creo que mis fantasmas son así; quiero decir, que están siempre al acecho.
Y creo que es así porque, en mi caso, no hizo falta mucho tiempo para que despojado de tu protección aparecieran. Bueno, no, aparecer no es la palabra correcta, porque ello implicaría que en algún momento se hayan ido, que en algún momento hayan desaparecido. Pero no, nunca se fueron, siempre estuvieron ahí, al acecho, como dicen algunos que están siempre los fantasmas. Solo que ahora pasaron a lo que sigue, a la acción. Salieron de sus escondites, empezaron a hablar, intentaron convencerme de algo, y no faltó mucho para que tire por la ventana, o por la borda, o por donde quiera que sea que se tiran las cosas que uno sueña y que un día desaparecen, porque otra vez estaba solo y veía mis fantasmas, y ya no se conformaban con estar ahí y asustar, si no que ahora hablaban, me hablaban a mí, me hablaban del pasado, de todo lo que hice mal, de todo lo que perdí, de todo lo que voy a perder si no los escucho y tiro por la ventana, o por la borda, o por donde quiera que sea que se tiran las cosas que uno sueña… y miré la ventana (hubiera mirado por la borda si hubiera estado en un barco), y miré a los fantasmas que seguían y seguían hablando, intentando convencerme de algo, y les pregunte: pero qué cosa? Y dejaron de hablar, y sonrieron, y yo me fui a hacer un nescafé que ni pensaba batir.
Foto: Vincent Manalo
2 comentarios:
MUY BUENO RECIEN EMPIEZO A SEGUIR TU BLOG ,PASATE POR EL MIO ABRAZO!
:)
Publicar un comentario