EL RITUAL

No es secreto para nadie el problema que tienen los hombres para amar a una sola mujer eternamente. Si cualquiera se deja seducir por los encantos femeninos seguro bastara con probar unas cuantas veces la misma piel para cansarse.
Pero existe una clase de mujeres, las más bellas a veces, a las que al intentar mirar a los ojos o hablarles el hombre comprueba sin asombro que ha perdido la razón y se ha quedado mudo. Ya sin capacidad de razonamiento ni habla, el hombre vuelve a su casa. Luego de algún tiempo olvida como era pensar y así, poco a poco, pierde todo lo que lo hace hombre. Sus amigos intentan rescatarlo llevándolo a ver partidos de fútbol, dándole cerveza e iniciando pleitos callejeros por cualquier causa. Pero todo es inútil. Incluso el último recurso de los prostíbulos. En medio de la desazón general se escuchan los primeros aullidos del no-hombre. Ya derrotados y sin esperanzas lo llevan entre murmullos melancólicos al bosque, donde a pesar del llanto de sus seres más cercanos lo abandonan a su animalezca suerte. Una mañana cualquiera una mujer lo encuentra vagando, lo toma de la mano y lo ama. El no-hombre duerme placidamente luego del acto amoroso, y al despertar encuentra a la mujer amada a su lado. Se da cuenta entonces de que recuerda como es pensar y puede hablar, pero todo lo que piensa, siente, y desea es estar con ella y hacerla feliz. Así caminan juntos por el bosque hacia un altar donde un viejo Chaman con sotana celebra un antiguo ritual. Cuando lo vuelven a ver, con un anillo en su anular, sus familiares y amigos aunque comprueban que puede hablar y pensar, sospechan que no ha recobrado la razón.