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10/2/08


6 A.M

Llueve y una narguila lejana no quiere acariciarme.
Quiero tomar vino en el hoyuelo de tu clavícula. De verdad que quiero. Y sé que no habrá mayores problemas.
Otra noche, otro amor, otra grieta.
¿Cuántos hombres ignoran cuestiones fundamentales? Y una vez sentí que de verdad te entendía, que conocía tus armas y sabía que hacer para que no las uses.
Fue una grieta. Una grieta por la que uno de los dos se escabullo en el mundo del otro. Fue una tarde de parque, una mañana de sol, una noche de hostel.
Hormiguita viajera, hada malcriada que no me encuentra, que yo no busco.
Y yo: algo inclasificable, tu mejor amigo si fuera gay, lo que hubieras sido si no te dejabas (con)vencer, lo que sos en libertad.
En alguna lejanía se cruzaran nuestras miradas y tal vez nos reconozcamos, y tal vez te vuelvas a encaprichar conmigo o a mí me alcance de nuevo solamente con
contemplar tu belleza.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad es que a mi me gusta tu poesía.

Anónimo dijo...

Viste que paso a visitarte?
Que lindo eso que escribiste.

Luardid dijo...

Beber vino en el hoyuelo de tu clavícula, pero que sensual. Me ha recordado el Paciente inglés, ¿Cómo se llamaba el hoyuelo que le gustaba tanto a él?
Precioso