ESTUDIANDO

Me levanto, desayuno, y estudio. Como, duermo unas horas, y estudio. Me despierto, y estudio. Meriendo, y estudio un poco más. Ahora tendría que estar estudiando. Todo el tiempo tendría que estar estudiando para llegar bien a los exámenes. Los días me quedan cortos, las ganas me quedan cortas, los 7 enanos de Mariana quedaron cortos…
Estoy aprendiendo, aprendiendo muchas cosas. Y sobre todo historia, pero yo no estudio historia.
A principio de año me inscribí en geología porque soñé que moría en alguna guerra petrolera.

Que tendrá que ver? Yo voy a estar trabajando en algún pozo de esa guerra.
Pero estudio psicología. Que tendrá que ver? Yo mismo me lo pregunté muchas veces. Lo que si sé es porque no estudio psicología: no lo hago para ser el papanata que discute en la mesa de un café sobre las motivaciones inconscientes de un violador de niños. Tampoco por profundos ideales sobre el bienestar mental de la población mundial. Menos aun por dinero. Ni por la gloria de quienes se creen poseedores de cualquier tipo de verdad, ni por el prestigio que se pueda obtener de una barba con pipa, ni por el reconocimiento del mundo, ni siquiera por el premio Nóbel de loquesea…
Estoy hasta las manos con la psicología. Y todo el tiempo tengo la sensación de que aventuras increíbles esperan afuera o en cualquier otro libro. Pero ya paso el recreo y tengo que volver a estudiar. Volver a estudiar muchas horas, muchos días.
Y ustedes también deberían estar estudiando.