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18/2/11


“No basta abrir la ventana
para ver los campos y el río.
No es suficiente no ser ciego
para ver los árboles y las flores.
Es preciso también no tener filosofía alguna.
Con filosofía no hay árboles: hay ideas apenas.
Hay sólo cada uno de nosotros, como una cava.
Hay solo una ventana cerrada, y todo el mundo allá afuera;
y un sueño que se podría ver si la ventana se abriera,
que nunca es el que se ve cuando se abre la ventana.”

Alberto Caeiro (F.P)



En nuestra búsqueda personal poco importan la coacción, los castigos o las recompensas. Hay algo que se pretende encontrar y ningún precio resultará demasiado elevado. Algo nos impulsa desde lo más profundo de nuestro ser y nos lanzamos.
Esta actitud puede resultar difícil de entender para ciertas personas a las que poco les interesan las búsquedas internas, personas que hayan plenitud principalmente en el mundo exterior, se aferran a él como parte de su espíritu y si algo llama no pueden soltarse, o en el mejor de los casos, cuando lo intentan, tienen un equipaje tan pesado que con toda razón abandonan la empresa inmediatamente.
No pido que estas personas, que sin lugar a dudas han encontrado su lugar en el mundo, compartan el profundo goce de la incertidumbre y la búsqueda, ni la exaltación de la duda, ni la felicidad infinita de hallar una mínima certeza que nos sirva de abrigo y sostén por unos pocos días. No pido nada de ellos; porque los comprendo, los respeto, y admiro, a lo mejor hasta con cierto grado de envidia, la seguridad invulnerable de sus fortalezas y el profundo coraje con el que protegen de toda duda su saber.
Sobre todo les pido perdón, en nombre mío y de todos los buscadores; por la ventana que sin querer abrimos en sus fortalezas cuando nos lanzamos desnudos y ciegos en respuesta a un llamado profundo del alma. Pido perdón por nuestro funambulismo necio, por nuestro buceo en abismos absurdos, por la insoportable levedad de nuestro ser, por nuestra obstinada vida de salmón, por nuestra profunda convicción de que en el peor de los casos nos pasara lo que a todo el mundo ha de pasarle. Pido perdón por la ventana y por nuestra eterna esperanza de plenitud en un mundo a colores y sin rejas, ni fronteras, ni clases… un mundo con un lugar en él para todos.

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