¿Hay que elegir? ¿En la vida hay que elegir? ¿No es tan difícil? ¿Es muy difícil? ¿Uno elige una cosa e inmediatamente deja de elegir el infinito? ¿Y no elegir, al contrario de lo que se pueda pensar es elegir el infinito para dejar de elegir esa única cosa? ¿Pero hay que elegir aunque sea la no elección, porque de eso se trata el juego?

Hay que elegir. En la vida hay que elegir. No es tan difícil. Es muy difícil. Uno elige una cosa e inmediatamente deja de elegir el infinito. Y no elegir, al contrario de lo que se pueda pensar es elegir el infinito para dejar de elegir esa única cosa. Pero hay que elegir aunque sea la no elección, porque de eso se trata el juego.

E inmediatamente llegan las dudas, el pensar que quizás hubiera sido mejor si (malditos adverbios de dudas)… se dan cuenta? Quizás-hubiera-sido-si… muchas palabras. Y donde hay muchas palabras hay algo profundo que no se puede nombrar. En esas horas yo cierro los ojos y siento. Silencio, no hay nada que nombrar. Silencio, estoy por elegir.

Mi querido Pessoa escribió:

“Digo de la piedra; es una piedra
Digo de la planta; es una planta
Digo de mí; soy yo
Y no digo nada más. ¿Qué más hay para decir?”