
2. CASA. INTERIOR. DÍA.
Rodrigo está en la cocina con la cabeza metida dentro de la heladera. Dadá entra por la puerta y le pregunta:
DADÁ: Te enteraste?
Rodrigo saca la cabeza de la heladera con tres huevos en las manos.
RODRIGO: Y sí… dime con quien andas…
DADÁ: …y te dire quien eres.
RODRIGO: Con quien andas!
DADÁ: Quien eres!
Risas.
Rodrigo deja los huevos en la mesada y busca algo en el cajón de las verduras.
RODRIGO: Es que es así… tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe.
DADÁ: La fuente o el cántaro?
RODRIGO: Eh… La fuente. El cántaro. No sé.
Rodrigo, saca del cajón de la verdura cuatro papas.
DADÁ: Como los bichos que caminan.
RODRIGO: Más bien como la lechera.
DADÁ: Pobre mujer. Tan planeado que lo tenía todo.
RODRIGO: Por eso hay que perseverar siempre.
DADÁ: Para que se rompa el cántaro?
RODRIGO: O la fuente.
DADÁ: O el asador.
RODRIGO: Para no andar llorando por ahí.
DADÁ: Por la leche?
RODRIGO: Por lo que sea.
DADÁ: Y triunfas?
RODRIGO: Te convertís en perseverador profesional.
DADÁ: No se dice perseverador, se dice perseverante.
RODRIGO: Es casi lo mismo.
DADÁ: No, es muy distinto!
Rodrigo mira por la ventana algo que le llamó la atención.
RODRIGO: Mirá che, que raro, una golondrina.
DADÁ: Igual es invierno.
RODRIGO: Y… habrá que pasarlo.
DADÁ: Que haces?
RODRIGO: Voy a hacer una tortilla.
DADÁ: En el asador?
RODRIGO: En el sartén.
DADÁ: No se dice el, se dice la sartén.
RODRIGO: Es casi lo mismo.
DADÁ: No, es muy distinto!
RODRIGO: Igual la tengo por el mango, no?
DADÁ: Y cuantos huevos pensas romper?
RODRIGO: Tres.
DADÁ: Yo hago una ensaladita.
RODRIGO: Dale!
DADÁ: Bueno, pero no me mires los dientes.
Rodrigo está en la cocina con la cabeza metida dentro de la heladera. Dadá entra por la puerta y le pregunta:
DADÁ: Te enteraste?
Rodrigo saca la cabeza de la heladera con tres huevos en las manos.
RODRIGO: Y sí… dime con quien andas…
DADÁ: …y te dire quien eres.
RODRIGO: Con quien andas!
DADÁ: Quien eres!
Risas.
Rodrigo deja los huevos en la mesada y busca algo en el cajón de las verduras.
RODRIGO: Es que es así… tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe.
DADÁ: La fuente o el cántaro?
RODRIGO: Eh… La fuente. El cántaro. No sé.
Rodrigo, saca del cajón de la verdura cuatro papas.
DADÁ: Como los bichos que caminan.
RODRIGO: Más bien como la lechera.
DADÁ: Pobre mujer. Tan planeado que lo tenía todo.
RODRIGO: Por eso hay que perseverar siempre.
DADÁ: Para que se rompa el cántaro?
RODRIGO: O la fuente.
DADÁ: O el asador.
RODRIGO: Para no andar llorando por ahí.
DADÁ: Por la leche?
RODRIGO: Por lo que sea.
DADÁ: Y triunfas?
RODRIGO: Te convertís en perseverador profesional.
DADÁ: No se dice perseverador, se dice perseverante.
RODRIGO: Es casi lo mismo.
DADÁ: No, es muy distinto!
Rodrigo mira por la ventana algo que le llamó la atención.
RODRIGO: Mirá che, que raro, una golondrina.
DADÁ: Igual es invierno.
RODRIGO: Y… habrá que pasarlo.
DADÁ: Que haces?
RODRIGO: Voy a hacer una tortilla.
DADÁ: En el asador?
RODRIGO: En el sartén.
DADÁ: No se dice el, se dice la sartén.
RODRIGO: Es casi lo mismo.
DADÁ: No, es muy distinto!
RODRIGO: Igual la tengo por el mango, no?
DADÁ: Y cuantos huevos pensas romper?
RODRIGO: Tres.
DADÁ: Yo hago una ensaladita.
RODRIGO: Dale!
DADÁ: Bueno, pero no me mires los dientes.
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