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21/4/09


COMO SI TAL COSA

Todo comienza de forma bastante sencilla.
Generalmente la noche llega. O cae. O es.
Generalmente el día llega. O cae. O es.
Es indiferente. Su duración es incalculable.
Cualquiera de estos dos fenómenos llegan, caen, o son, sin que los colores varíen demasiado, y si se logra distinguir uno de otro es por una suerte de adivinación que se realiza en base a indicios mínimos y circunstanciales, como el esfuerzo necesario para mirar los ojos amados, o como la presencia incompresible de puntitos luminosos flotando en el espacio. A partir de allí todo puede pasar, y de hecho pasa.
No es necesario tener muchas cosas que hacer. No funciona si no hay nada que hacer. La condición es tener algo que hacer, y creer en ello.
Se deduce entonces que se hace eso en lo que se cree.
Este es el punto decisivo: creer!
Este es el punto decisivo: hacer!
Y mientras se cree y se hace, la magia se despliega esplendida, y rebotando como en un flipper se creen tomar las decisiones correctas, y todos tan contentos. Pero lo que en verdad sucede es que la energía del proceso nos dirige de forma impredecible y persistente a lo largo de un camino encantador.
Uno de los mayores misterios es que a lo largo del proceso se adquieren los bienes materiales y se alcanzan las condiciones espirituales necesarias para que el abracadabra final ocurra como si tal cosa. Se es el prestidigitador y la prestidigitación al mismo tiempo, y la verdad es que da igual: la exquisita luz contorneando una piel con el tono y el olor que amamos, la voz deseada que nos dice lo que queremos oír, el descubrimiento asombroso y táctil de una coincidencia, la humedad necesaria para fluir, la precipitada tranquilidad de no tener la menor idea de lo que pasó, de lo que está pasando, de lo que va a pasar, y todo como si tal cosa.
Al final, o cerca de él, se fija la mirada en un punto cualquiera del universo y se posee la certeza absoluta de que todo tiene sentido y es verdadero. Obviamente no se puede comprender este sentido, ni siquiera en su forma más superficial. Es inútil intentar sacar algún tipo de conclusión, o establecer algún tipo de juicio, de valor o de cualquier otra especie, después de tanta magia.
Lo único que se puede hacer es seguir adelante, como si tal cosa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

es perfecto. como si tal cosa..

Anónimo dijo...

y siempre vos, siempre mas alla de todo