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11/6/08


Me quito los párpados. Me dejo la piel. Afino el tacto. Y nada más.
Todo lo que su arcaica mente apenas podía vislumbrar ya lo sabía desde siempre su ancestral lascivia.
Su lengua es órgano del fuego. Su lenguaje no tiene que ver con ningún sistema de comunicación verbal.
Y es tan difícil no volverse una bestia inmunda en esas noches de lujuria…

1 comentario:

Luckres dijo...

Mi bestia inmunda