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20/4/10


Todo es parte de lo mismo, del mismo sueño, de mi vivir en las nubes. Dos más dos es siempre cuatro… pero y si fuera tres? Y si veintinueve fuera treinta y uno? Podemos pensar en esa posibilidad? Sería tan difícil tomarse las cosas con menos dramatismo, sentir que "la vida es la constante sorpresa de saber que existimos"?
A veces no, a veces una mentira es simplemente eso y no hay magia que la salve. A veces al primer error nos sueltan la mano y nos dejan "chupando un palo sentado sobre una calabaza".
Pero más allá del detalle cuantitativo, es verdad que nunca supe cuidar nada. Es decir, nunca pude apartar la piedra ni salvar la marca del cristal.
Pero cómo se cuida algo hermoso? Puede pasar, a veces puede pasar que como Idmón; (el adivino Argonauta que a pesar de haber vaticinado su propia muerte en una expedición no había vacilado en incorporarse a ella) también nosotros vaticinemos nuestra propia muerte, pero no dudemos en hacer eso que quizás nos mate, y pongamos algo que amamos en un lugar que no va, un lugar en donde se puede romper. Pero es tan hermoso ese precario equilibrio que uno tiene miedo de poner las cosas en su lugar y se va diciendo, convenciéndose de que otro día, de que ya llegará el momento en que con armonía todo se acomode, que lo que cuenta es que es hermoso y que a la hora de la verdad eso alcanzará para salvarlo. Pero el momento no llega y lo que amamos se cae, se marca, se rompe un poco, y ahí depende de nosotros salvarlo, cuidarlo, juntar sus pedacitos y arreglarlo. Depende de nosotros salvarlo, dejar la vida en todo caso por salvarlo… pero es difícil, es tan difícil que a veces es mejor sentarse a llorar y decir que ya nada se puede hacer.

1 comentario:

Mariana dijo...

otra historia que se acaba?